abril 21, 2008

Into the Wild

Ahora parece que no hago otra cosa mas que escribir fumadas socio-políticas o hablar de las películas que veo 8 meses después de que salieron de la cartelera, ¿no?

Pues esta vez quede sorprendido porque vi un película que acaba de salir a la renta en iTunes y todavía esta en cartelera en los cines de México. En español se llama “Camino Salvaje” y estoy bastante de acuerdo con la traducción. No es que sea la mejor forma de traducir el titulo pero no creo que hubiera muchas opciones considerando la trama.

Producida por Sean Penn y estrenada originalmente en E.U. en septiembre del 2007, fue bastante ignorada en las nominaciones al Oscar 2008. La historia esta basada en el libro del mismo nombre de Jon Krakauer publicado en 1996 y que narra la aventura real vivida por un joven que le da la espalda a todo en el camino a descubrirse a si mismo.

No voy a arruinarles la ida al cine, solo voy a decirles que hay que ir preparado para ver 150 minutos de una gran historia contada como deben ser contadas las historias que nos enseñan algo: usando todo lo que este al alcance para darnos la perspectiva mas amplia de los acontecimientos, para que no se nos pierda ni un detalle y para que en todo momento estemos seguros de que captamos el mensaje.

A mi no me gusta decir que tal o cual película tiene “mensaje”, me parece redundante pues creo que todas lo tienen; sin embargo hay mensajes que vale la pena poner en película y otros que son solo un pretexto.

Encuentro difícil escribir sobre la belleza de las imágenes, lo bien captadas que están las emociones de los personajes y la soberbia integración de la música. Voy a limitarme a decir que es un producto bien hecho por donde quiera que lo vean y vaya que merece la pena ser visto.

Les dejo las ultimas lineas de la película, no dicen mucho sobre el final pero les aseguro que van a querer recordarlas cuando salgan del cine:

“Happiness is only real when shared”
“To call each thing by it’s right name; by it’s right name”
“What if I were smiling and running into your arms?... Would you see then what I see now?”

abril 20, 2008

Atonement

Estuve mucho tiempo buscando una mejor traducción para esta palabra que no sea “expiación” o, por lo menos un significado que pudiera entender sin quemarme la cabeza. Finalmente en el diccionario de la Real Academia de la Lengua encontré que es la acción de expiar (¡obivo!) y que en mi humilde español significa: borrar las culpas.

Si yo hubiera sabido eso ante de ver la película todo hubiera sido menos menos interesante.

Atonement es una producción anglo-francesa que se presento en México en octubre de 2007 dentro del Morelia Film Festival a pocos meses de haberse presentado por primera vez en el Festival de Cine de Venecia (agosto 2007) y a un mes de haberse estrenado oficialmente en Inglaterra (septiembre 7, 2007). Desde entonces había tenido ganas de verla en al cine pero no fue hasta enero de este año que, habiendo obtenido 7 nominaciones al Oscar, se estreno oficialmente en mi país. Una vez mas, no puede ir a verla y no fue hasta hace unos días que vi que ya estaba disponible para rentarla en iTunes que decidí dedicarle la tarde del viernes pasado a verla una y otra vez.

Debo decirles que no puedo ser objetivo cuando veo una película que en algún punto muestra la vida de la gente común en Europa durante la Segunda Guerra Mundial; yo como muchos otros en las Américas aun tengo cerca referencias de viva voz sobre lo que se sufrió y sobre el gran esfuerzo y sacrificio que la población tuvo que hacer para olvidar el horror y volver a darle significado a cada nuevo día, muchas veces a miles de kilómetros de su tierra y de sus familias.

Habiendo dicho esto, tengo que confesar que al final de la película se me escaparon algunas lagrimas y que quede absolutamente conmovido por la historia y por los personajes, por un final inesperado y cruel pero a la vez esperanzador.

La historia no se lleva a cabo durante La Guerra, mas bien tiene su clímax durante la evacuación inglesa del norte de Francia una vez que los alemanes la invadieron en 1939, pero termina mucho tiempo después cuando la certeza de una muerte cercana hace que el arrepentimiento sea inútil y no deja tiempo mas que para imaginar que las cosas fueron diferentes, sentir un poco menos la culpa y morir con algo de paz.

Habiendo secado mis lagrimas, me quedo muy claro que esta película debe ser parte de mi colección y que comparte el puesto de las mejores historias junto a otras como “Indochina” (Francia 1991) y “The Constant Gardener” (Alemania/Inglaterra 2005) en donde la gente se enfrenta a las consecuencias de sus propios actos y decide libremente hacer lo cree que es mejor para ese momento.

Aun los actos mas simples e inocentes pueden desencadenar las mas grandes aventuras y concluir mucho tiempo después como nunca nos lo imaginamos.

Los malditos Medios (Parte 3)

Hasta el momento todo parece indicar que mi experimento de vivir sin televisión y radio esta siendo exitoso pues me ha permitido crear una imagen del mundo a mi medida, considerando lo que me consta que es un hecho y lo que realmente me afecta de todo lo que pasa. Sin embargo lo mejor que me ha dejado es esta larga reflexión sobre la gran responsabilidad que le hemos entregado a los medios y sobre lo poco que les pedimos a cambio.

Cuando me refiero a “los malditos Medios” no estoy acusando a una empresa, no quiero difundir la vieja idea de que la sociedad somos víctima de un obscuro complot del poder para mantenernos drogados y pasivos mientras le generamos ganancias millonarias a un señor sin escrúpulos que planea esclavizar mundo. Cuando me refiero a esos “malditos Medios” tengo en mente tres cosas:

1. Los medios de comunicación en los países libres (como México) son propiedad del pueblo y es el pueblo el que a través de un gobierno democráticamente elegido, le da a las empresas el permiso y las reglas de operación del medio.

2. Las empresas de medios en las economías de libre mercado (como la mexicana) viven de los anuncios y hasta ahora solo de los anuncios.

3. Es el pueblo quien decide el contenido de los medios de comunicación al expresar su aprobación ya sea por “raiting” o por comprar los productos que ahí se anuncian.


Hasta donde yo recuerdo, los espacios publicitarios mas caros son los de los programas mas vistos y estos programas son los noticiarios locales. Esto significa que las noticas que pasan, la forma en la que las dicen y el efecto que tienen esta de acuerdo al gusto del publico. A la gente le gusta pagar por que le muestren lo peor del mundo, por que le digan que nunca va a salir del hoyo, por que le digan que no es capaz de afectar positivamente a su entorno y por que lo convenzan de lo poco que vale la pena la vida si no fuera por esos momentos en los que se come el caldo que sabe casi como el que preparaba su abuela, o cuando se toma un whisky en las rocas mientras sueña con manejar el ultimo modelo del auto deportivo de moda.

Ojalá y el problema fueran un puñado de empresas maliciosas queriendo engañarnos. Por lo menos habría un punto hacia el cual señalar; nada fácil cuando es evidente que el conjunto de toda la sociedad es el problema.

Yo no digo que no haya quienes se beneficien, no digo que todo sea perfecto y que los medios nos oculten el estado maravilloso de las cosas; una vez mas digo que yo creo que los medios cumplen la importante función de mostrarnos el mundo pero tienen que mostrarnos el mundo que nosotros queramos ver porque si nos muestran otra cosa le cambiamos de canal y no vemos los anuncios que nos hacen comprar los productos de las empresas que finalmente le pagan a los medios.

Cuando deje de ver las noticias de la tele me di cuenta de una cosa: el país en el que vivo no se parece al que dicen que es, la gente no es como dicen, la situación es la misma pero no se vive como la muestran en sus imágenes.

Conforme han pasado los meses me convenzo cada vez mas de que prefiero estar a un lado, segregado y sin entender al resto. Estoy seguro de que vivo lo que es, no lo que me dicen que es y eso me hace sentir positivo sobre le futuro pues no veo el mal por todos lados. Sin embargo me preocupa un poco el hecho de que así como desde niño decidí no exponerme a cierta influencia de los medios como una manifestación de libre albedrío, hay muchas otras formas de influencia de los medios a las cuales estoy expuesto, no quiero dejar de hacerlo y ni siquiera quiero cuestionarlos porque: estoy conforme, porque no soy tan diferente, porque no soy tan inteligente o porque soy parte de la misma sociedad que les paga para ser como son.

abril 19, 2008

Los malditos Medios (Parte 2)

Cuando digo que deje de pagar por el servicio de televisión me refiero que renuncie a los mas de 100 canales de noticas, espectáculos, series, películas y documentales de todo el mundo, renuncie a tener acceso al “mainstream” con el riesgo de dejar de ser un niño “normal” de nuevo, de volver a ser un remedo de intelectual, “snob”, frustrado y clasista tal como en su momento me toco ser llamado.

Dejar de escuchar la radio tuvo menos implicaciones; era un asunto de capacidad tecnológica puesto que mi iPod no tenia radio, sin embargo también era renunciar a escuchar lo que todos a mi alrededor escuchaban, enterarme de las mismas cosas y al mismo tiempo.

A mas de un año de iniciar el experimento puedo decirles que me siento un poco menos que normal y mas excluido que en ningún otro momento; sin embargo siento que vuelvo a tener la capacidad de ver las cosas desde otro ángulo.

De ninguna manera se imaginen que yo creo que la gente que ve tele, escucha las noticas en la radio o que quienes vieron Chespirito en su infancia son ahora tontos, menos inteligentes o cortos de visión. No, de ninguna manera; tan solo están mas expuestos que yo a los medios masivos de comunicación tradicionales y es precisamente eso de lo que quiero hablar.

Ahora cuando platico con algunos de mis amigos o cuando escucho alguna platica sobre la situación actual o la notica del momento, me parece que no es tan fácil no estar enterado (mi caso) pero que nos enteramos de cosas diferentes y sobre todo, entendemos las cosas de manera distinta. Mi teoría es que yo debo de ver a mi alrededor para ubicar la situación, para ver en los hechos lo que tanto se dice y esperar a sentir en mi mismo el efecto de cualquier cosa que sea noticia, mientras que para la gente que vio la noticia en la tele todo esta muy claro, las cosas son de un solo color y el efecto es inmediato. Efectivamente, me parece que no hay mucho que cuestionar cuando las imágenes son tan claras, lo cuestionable es el origen de esas imágenes y la razón por la que nos son presentadas.

Si en el noticiario me dicen que somos el país mas pobre del mundo y me muestran imágenes de una comunidad marginada en el sierra de sureste no me va a caber duda de que vivo en el el país mas pobre del mundo y si me dicen que en todas las esquinas corro el riesgo de que me roben la cartera y me muestran a un señor con cara de maleante parado en una esquina, no voy a dudar en cuidar mi cartera cada vez que llegue a una esquina. De igual forma si me dicen que desayunando Special-K voy a tener un abdomen plano y a ser exitoso, no duden que la próxima vez que me vea en el espejo me voy a ver mas delgado y guapo.

Que creamos todo lo que nos dicen los medios no es casualidad, nosotros les hemos dado el poder de decirnos los que es verdad y lo que no lo es. Les pagamos para que nos muestren el mundo, para que nos eduquen, nos transformen, nos mantengan unidos y de paso nos entretengan. Pero les pagamos aun mas si nos muestran lo peor del mundo, si nos mal educan, si evitan que nos transformemos en lo que debemos ser, si nos hacen odiarnos los unos a los ot
ros y si nos hacen creer que eso es todavía mas entretenido.

Los malditos Medios (Parte 1)

Hace mas de un año que decidí dejar de pagar por el servicio de televisión (cable en mi caso) y que preferí enterarme de las noticas por otro medio que no fuera escuchando la radio en el largo trayecto a la oficina.

Al principio me parecía que no iba a lograrlo y que en algún momento me harían falta, que me iba a aburrir o a perder de algo “bueno” o “interesante” y que al paso de los meses iba a quedar rezagado, excluido y marginado.
Pero antes de seguir con esto, quiero contarles algo de me paso a lo largo de mi infancia y que me marco, en su momento me hizo diferente y hoy me hace ver las cosas desde otro ángulo.

A principios de los ‘80s, en mi ciudad y para una familia media no había muchas opciones de televisión a parte de los 4 o 5 canales abiertos que transmitían algo como 12 horas al día cada uno y solo unas 6 horas de programación para niños entre caricaturas extranjeras (las típicas de EU y algunas japonesas) y uno que otro show con gente de carne y hueso producidos en México. Las caricaturas pasaban por un canal y los otros programas por otro canal en el que también pasaban las famosísimas telenovelas, las noticias, el fútbol y algunos programas de espectáculos por las noches.

28 años después ya no recuerdo si era una prohibición explícita o solo una sugerencia pero a mis padres no les parecía buena idea que viéramos otra cosa que no fueran caricaturas. Toleraban las “series gringas” y alguno que otro especial con los cantantes infantiles de moda pero estaban en contra de que recibiéramos influencia de los programas nacionales que reflejaban “lo típico”, lo vulgar y lo común. Por supuesto que yo no podía ver telenovelas, no veía Chespirito y nunca vi a Chabelo. Las telenovelas la veía a escondidas, nunca me gusto Chespirito y nunca me intereso ver a Chabelo.

El efecto de no ver estos programas (en particular Chespirito) no lo sentí en la infancia, fue hasta que tenia entre 13 y 15 años que empece a notar que mis amigos hablaban de algo de lo que yo no sabia nada y, sobre todo note que este asunto me dejaba de lado y me hacia ver como raro y “snob” si decía que nunca me había interesado y ¡las razones!

De lo que puedo estar seguro es de que nunca hice el ridículo imitando a tan ordinarios personajes, nunca me hizo gracia su irreverencia ignorante y siempre me pareció que esas situaciones no tenían par en la realidad que yo me estaba construyendo a mi mismo. Siempre me pareció que ser un niño mexicano ingenioso y travieso no tenia nada que ver con ser un “pelado”, grosero, mentiroso y amañado que siempre pierde o que nunca gana limpiamente. Honestamente, yo hubiera querido que me gustara Chespirito para ser “normal” pero... nunca fui lo que se puede decir un niño “normal” así que de vez en cuando me ponía a observar a los otros niños y a ver en ellos la gran influencia que un solo programa semanal de 30 minutos tenia sobre de ellos.

En su momento yo decía que esos programas era para “el resto”, “los de abajo” y otras tonterías para no sentirme tan excluido; hoy tengo que aceptar que no les hizo tanto daño como yo pensaba y peor aun me doy cuenta de que la mala influencia estaba por todos lados y que yo tampoco me libre de ella.